LA ODISEA DE LA MARIBLANCA
La Mariblanca es una pálida estatua de mujer con un niño y dos delfines a sus pies, y que después de dar muchas vueltas (y las que dará), se ubica en las fechas en que escribo estas líneas (enero 2013) al comienzo de la calle del Arenal, que sale de la Puerta del Sol.
Pero esta Mariblanca no es la original, es una copia. Y no siempre fue así, pues en la época en que se erigió, hacia 1625, coronaba una enorme fuente de unos 5 metros de altura, y se hallaba enfrente de la desaparecida iglesia del Buen Suceso, que también estaba en la Puerta del Sol. la estructura completa que coronaba nuestra protagonista tenía treinta caños de los que manaba abundante agua, algunos envueltos por el
escudo de armas madrileño. A los pies de la Mariblanca, 6 arpías muy barrocas expulsaban líquido elemento desde los pezones de sus pechos desnudos. En este monumento se abigarraban los aguadores, que llenaban sus recipientes para repartir el agua por las viviendas de los vecinos aledaños a la Puerta del Sol, a cambio de un precio establecido por ordenanza municipal. El precio obviamente, no debía ser muy elevado.
El escultor italiano Ludovico Turqui fue quien esculpió la estatua, aunque Turqui también era tratante de estatuas, por lo que quizás no fue él mismo quien la hizo, sino que la encargó o subcontrató a otros artistas de menor fuste. La Mariblanca salió de Florencia, desembarcó en Alicante y vía terrestre, desde allí a Madrid, a donde llegó algo maltrecha, víctima de un tortuoso viaje. No pintaba bien la cosa ya desde un comienzo. Turqui pretendía que la estatua representaba la Fe, aunque pareciese más una Venus o una Diana. Pero desde hace casi 4 siglos, ni Fe, ni Diana, ni Venus: Mariblanca, es la palabra.
Así que oficialmente el nombre de la fuente era de la Fe, aunque el pueblo la conocía como de las Arpías, en buena lógica. Y más que una alegoría de la Fe, más parecía una Venus o una Diana cazadora. El caso es que al final, a la estatua que dominaba las arpías, los madrileños la denominaron la Mariblanca, debido al color blanquecino del mármol del que estaba hecha. En 1838 se trasladó la fuente a la plaza de las Descalzas Reales, pero de 4 caños tan sólo y muchos menos sofisticada, hasta que se demolió la fuente en 1892 y la Mariblanca fue a parar a un almacén municipal. En 1912, las autoridades competentes dieron una nueva oportunidad a la inquieta estatua en el parque de El Retiro, trasladándose de nuevo en 1962, esta vez al Museo Municipal, pero en el rellano de unas escaleras que los visitantes no prestaban demasiado atención.
En 1969, se embelleció y ajardinó un tramo del Paseo de Recoletos, y hasta aquí vino la Mariblanca, en un emplazamiento bastante digno, dentro de una estructura a modo de templete. Pero no se acababa la historia de la Mariblanca, puesto que en 1978, algún vándalo, en plena vorágine y borrachera de la Noche Vieja, la empujó al estanque, pero como afortunadamente, no sufrió daños, el Ayuntamiento la volvió a colocar en su sitio precedente.
Pero el vandalismo contra la Mariblanca no había hecho más que comenzar: la noche del 19 de septiembre de 1984, alguien o algo, pintarrajeó la cara de la estatua y los testículos del niño, pero no contentos con la faena, de nuevo la derribaron del pedestal y se la cargaron, quedando varios fragmentos en el estanque que embellecía la escultura. El Ayuntamiento retiró los fragmentos, y un año más tarde, el alcalde de Madrid, por entonces Enrique Tierno Galván, inauguró una réplica de la Mariblanca en la Puerta del Sol, donde antes paraban los autobuses, y allí permaneció hasta la gran reforma de la gran plaza madrileña, que tuvo lugar entre 2004 y 2009. Durante este tiempo, también la réplica permaneció almacenada, hasta que se colocó en su ubicación actual, a la entrada de la calle del Arenal, actualmente peatonal.
Existe otra copia, a tamaño natural en el Museo de la Ciudad, que ha cerrado sus puertas en verano de 2012. ¿Y la Mariblanca original? Pues después de sufrir los destrozos de una triste (para ella) noche de Walpurgis, fue restaurada a conciencia por el Departamento de Escultura del Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de la Dirección General de Bellas Artes, y además, de propina hicieron dos copias, que son las que están en la Puerta del Sol y en el Museo de la Ciudad. La original se encuentra actualmente a buen recaudo en la Casa de la Villa, el antiguo Ayuntamiento, en una hornacina bien iluminada en el Vestíbulo de Honor del edificio edilicio.