JAYYAM, ESENCIA MISTICA DEL VINO
Omar Jayyam (Ghiyath al-Din Abu l-Fath Omar ibn Ibrahim Al-Nishaburi al-Jayyam) fue uno de los intelectuales más sobresalientes del siglo XII.
Nació a mediados del siglo XI en Nishapur (Persia), donde pasó casi toda su vida, y que murió en 1131. En 1074 fue ll amado por Malik Sha para reformar el calendario, cuando ya era un famoso científico, (la
corrección del calendario zoroastriano transformándolo en el Yalalí de aún más precisión que el gregoriano ).
Bajo la protección de su
amigo el visir Nizam-Ol-Molk, Jayyâm fue dueño de su propio tiempo y de su propia libertad.
Astrónomo, astrólogo, matemático, filósofo, médico y entendido en música a pesar de sus humildes orígenes, conservó una existencia libre en un tiempo y un lugar difíciles para los sabios: la Persia medieval en la que las dinastías turcas islamizadas de gasnavíes y selyúcidas dejaban campar a sus anchas el fanatismo religioso.
La obra fundamental de Jayyam es un Álgebra, escrita alrededor del 1074. Se conservan varias copias de fecha bastante temprana, por lo que es un tratado muy bien conocido.
Realizó el cálculo de raíces de ecuaciones, la resolución de las ecuaciones cúbicas y problemas de aritmética, la descripción del desarrollo de la potencia de un binomio como exponente natural, las fracciones como campo numérico, y a él se debe que la incógnita se llame "x".
Su figura sobresale entre la abundante intelectualidad que el Islam produjo durante el renacimiento cultural del final del periodo califal abbasí. Además del Algebra, entre su producción científica destaca sus aportaciones astronómicas, sus tablas astronómicas y los desarrollos matemáticos, incluyendo la geometría. En filosofía, como seguidor aventajado de Ibn Sina (Avicena) , impulsó decididamente la difusión de Aristóteles y la reinterpretación del Islam bajo el marco de la filosofía peripatética.
Su pensamiento fue heterodoxo, su saber inmenso, su obra variadísima.
En lo referente a su poesía, una versión inglesa de los Ruba'iyyat de Edgard Fitzgerald es la más conocida. Jayyam cantó en sus cuartetas con sensibilidad oriental al vino y la belleza, el goce del presente siempre fugitivo, la vanidad de la existencia, el aquí y el ahora. Pero, sobre todo, Jayyam canta a la libertad y a los peligros (la incertidumbre) que encierra la vida.
Expresa en estos brevísimos poemas un sentir de la existencia humana desgarrada pero firme y llena de entereza.
Algunos le ven, es cierto, como un borracho impenitente, amigo sólo del vino y de los placeres
fáciles. Pero la esencia del vino es para Jayyâm más que un misterio, una esencia mística.
Tanto la ascesis como la embriaguez pueden trascender al hombre, pues tanto la una como la
otra, no son sino meros vehículos que nos dan una imagen del camino cósmico de la vida.¿Qué
se le puede reprochar a Jayyam si él llegaba al éxtasis por el vino? ¿No lo hacía Edgar Allan Poe con drogas aún más duras? Y
mientras los sabios van dando respuesta a los misterios que angustian al hombre, Jayyâm
confiesa su ignorancia y su repulsión por lo improbable.
asándose en la figura de este poeta e intelectual persa, el escritor y periodista libanés Amin Maalouf recrea la historia de la colección de poemas de Jayyam, los Ruba'iyyat, pieza única que termina, desgraciadamente, en el fondo del Atlántico en 1912 al naufragar el Titanic.
Omar Jayyam, es digno ejemplo de hombre completo. Infatigable viajero, científico inquisitivo, filósofo paciente. Y, sobre todo, poeta sediento de vida.
"Tú, que vendes tu vino por dinero, ¿qué podrás comprar con el dinero que sea mejor que la embriaguez del vino?"
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