DE LOS HANNOVER A LOS WINDSOR
Los Hannover, dinastía alemana que reinaba en Gran Bretaña desde 1714, se transformaron misteriosamente en la dinastía Windsor en 1917, en plena Primera Guerra Mundial.
El origen de la entronización de la dinastía Hannover en Gran Bretaña se remonta a la época en que un o de los príncipes electores del Imperio Germánico, Ernesto Augusto (1629-1698), duque de Brunswick-Luneburgo, unificó varios territorios del noroeste de Alemania, con capital en la ciudad de Hannover, donde residía el duque, y obtuvo del emperador Leopoldo I su constitución en feudo hereditario para sus primogénitos varones, con la dignidad de electores del Imperio (1692). Se casó con Sofía, hija del elector del Palatinado y nieta de Jacobo I de Inglaterra, matrimonio por el que la Casa adquirió derechos sobre el trono inglés, que tuvo consecuencias años después.
El hijo de Ernesto y Sofía, Jorge, pasó a la historia como el primer rey de Gran Bretaña de la Casa Hannover, y reinó con el nombre de Jorge I desde 1714 hasta su muerte en 1727. Subió al trono a consecuencia de la muerte sin descendencia de la reina Ana y de la Ley de Establecimiento de 1701, que excluía a los católicos del trono inglés. Así sustituyeron los Hannover a los Stuart en el reino de Gran Bretaña, y aún mantuvieron y extendieron sus posesiones continentales en territorio alemán, anexionado Bremen y Verden a costa de Dinamarca. Jorge I actuó más como elector alemán que como rey inglés. Había llegado a Londres para ser coronado rey a los cincuenta y cuatro años y desconocía casi todo lo referente a sus nuevos súbditos. Era mucho más alemán que británico, en buena lógica. Para gobernar Gran Bretaña se apoyó en el partido whig.
La mediocridad de los primeros reyes Hannover propició la transformación de la monarquía britá nica en monarquía parlamentaria.
El hijo de la reina Victoria (última representante de la Casa Real de Hannover en Inglaterra) y del Príncipe Consorte Alberto de Sajonia-Coburgo-Gotha, Eduardo VII (1841-1910) se convirtió, a la muerte de su madre en 1901, en el primer rey de la Casa de Sajonia-Coburgo-Gotha en el Reino Unido, desapareciendo así la rama británica de los Hannover.
En 1917, el rey Jorge V de Gran-Bretaña e Irlanda, hijo de Eduardo VII, consciente de que los ingleses y el resto de los aliados (Francia, Bélgica, EE.UU., Rusia) detestaban todo lo germánico, y de que el 2º Imperio Alemán agrupaba a todos los Estados Germanos Confederados beligerantes (Baviera, Baden, Württemberg, Sajonia, Prusia...), astutamente cambió el nombre de la Casa gobernante. Pero vamos, el mismo perro con distinto collar, más acorde con los tiempos y políticamente correcto. Pues estaba mal visto que la dinastía inglesa ostentara los apellidos alemanes de Sajonia-Coburgo-Gotha. El monarca de Gran-Bretaña suprimió del escudo de armas cualquier referencia al origen alemán de la dinastía y además cambió el apellido dinástico por uno mucho más genuinamente británico. Y se quedaron con los Windsor, como el famoso castillo, residencia favorita de los reyes ingleses.
El resentimiento anti-alemán hizo presa de los británicos, como consecuencia, en última instancia del desencadenamiento de la Primera Guerra Mundial, e incitó al rey y a su familia a abandonar to dos los títulos y el tufillo alemán que todavía portaban y emanaba de ellos. Así, el 17 de julio de 1917, una proclamación real de Jorge V determinaba que él y todos sus descendientes serían miembros de la casa de Windsor, con el apellido personal Windsor si no tenían un título.
Adoptando el nombre británico de Windsor, el rey dio un golpe maestro de cara a sus súbditos, que le agradecieron infinitamente que por fin se britanizase del todo, pues aquello de llamarse Hannover no terminaba de convencer demasiado a todo el mundo. Una dinastía que tenía múltiples intereses en suelo alemán, para más inri.
Persistía cierta añoranza por los más británicos Estuardos (Stuart o Stewart) entre la nobleza insular.
El cambio de nombre era absolutamente necesario para preservar la lealtad de los habitantes del Imperio británico, extendido por todo el mundo. No cabe duda que hiceron lo correcto. Parece que vieron las orejas al lobo, pues no en vano en 1918 Guillermo II de Alemania fue depuesto a la finalización de la Guerra y Nicolás II de Rusia y su familia fueron asesinados. Ambos monarcas eran primos de Jorge V.
Pese al tradicional desdén británico por sus dinastías importadas del continente, ni los Hannover ni los Sajonia-Coburgo-Gotha carecían de ilustre linaje, y combatieron a favor o en contra del emperador del Sacro Imperio Romano Germánico según conviniese a sus intereses.
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