UN FENICIO EN EL TEATRO CÓMICO DE CÁDIZ
El yacimiento arqueológico del Teatro Cómico (antiguo cine San Miguel) se
encuentra situado en el actual casco histórico de la ciudad
de Cádiz, en la calle San Miguel. Se compone de una fábrica de salazones de época romana superpuesto a un ambiente doméstico compuesto por viviendas y calles de época fenicia.
Esta factoría se utilizó en la la industria pesquera romana, de la que se conservan sus piletas para salar el pescado.
Posteriormente, ya en la Tardoantigüedad, a partir de mediados del siglo IV d.C., se reutilizó el espacio como necrópolis.

El yacimiento se sitúa en la zona más alta de Erytheia, la isla menor
del antiguo archipiélago de las Gadeiras y donde muchos investigadores han situado el primitivo asentamiento urbano de Gadir.
El paisaje que se describe por los arqueólogos es el de una formación de dunas que se alineaba hacia el norte desde la orilla del canal Bahía-Caleta. Se considera que en esa ladera de arena aparecen los primeros restos de urbanismo fenicio. Debido a la pendiente, se aterrazó la zona de dunas para poder levantar viviendas y abrir calles.
En este área, el Ayuntamiento de Cádiz lleva promoviendo desde 2002 diversas campañas de excavaciones arqueológicas.
Datados entre los años 800 y 720 a.C., se han excavado tres grupos de construcciones, articulados por dos calles en
las que se distinguen ocho viviendas, organizados en una trama compacta, originada posiblemente por la alta densidad poblacional en aquella época. Este espacio se distribuía en terrazas que descendían hacia la
orilla del canal Bahía-Caleta y se articulaba a partir de calles que iban sorteando los cambios de rasante. Las calles eran espacios comunes
de tránsito, probablemente consideradas ejes
articuladores, que fueron mantenidos y repavimentados según se efectuaban reformas en la zona. En este nivel se han encontrado crétulas de arcillas para precintar documentos en un tannur, que es horno fenicio en forma de cúpula. El tannur se encontraba en las cocinas fenicias. Están hechos con arcilla, y poseían dos aberturas: una circular en la parte superior, que hacía de tiro y otra lateral, a nivel del suelo, por donde se introducía el combustible para encender y mantener el fuego. En él se cocía principalmente pan ácimo, que se colocaba en forma de tortas adher idas a las paredes, introducidas por la abertura superior. Este sistema todavía se sigue utilizando en el norte de África y en Oriente Próximo. Junto a estos hornos se han hallado molinos barquiformes (en forma de barca), utilizados para triturar cereales. Los edificios estaban organizados en varias estancias con diferentes usos domésticos y artesanales: talleres de alfarería, almacenes, etc.
En este ámbito urbano han quedado grabados restos de animales y personas en las
numerosas huellas conservadas en el pavimento de una
de las calles, en el que se observa el paso de bóvidos y
ovicápridos.
Junto a este nivel arqueológico, se sitúan los hallazgos correspondientes a otra fase de ocupación fenicia, datada entre mediados del siglo VIII y comienzos del siglo VI a.C. A diferencia de los edificios anteriores, representantes de la arquitectura de tierra, en este espacio fueron realizados con mampostería de la denominada
piedra ostionera y arcilla roja. La piedra ostionera es el
nombre común de un conglomerado
de base silícea, originada por los depósitos del
Plioceno Superior. La estructura mejor conservada de este área está levantada con un
aparejo de pilares (opus africanum), considerado
evolución de una técnica constructiva bien conocida en
el Próximo Oriente. El
único grupo estructural excavado de esta fase tiene al
menos cinco habitacones.
En una de estas estancias aparece un pilar central de adobes y un banco corrido apoyado en la pared.
Al igual que en el periodo anterior, la destrucción de este edificio fue provocada por un acontecimiento violento según indica el aspecto de dos cadáveres humanos documentados
in situ. Uno fue encontrado con un fémur roto y en una postura que indica que se cayó huyendo de un incendio (se le conoce como Mattan) y el otro fue hallado con los brazos hacia atrás y decapitado, lo que parece indicar un momento de inestabilidad. Pero este momento destructivo no significó la desaparición del asiento, ya que se ha excavado una tercera fase fenicia, correspondiente al segundo y tercer cuartos del siglo VI a.C., por lo que muy poco tiempo después de la destrucción, la zona fue reconstruida.
Toda la zona se reurbanizó desmantelándose parcialmente
las construcciones abandonadas, volviéndose
a nivelar el terreno para levantar dos nuevos edificios
separados por una calle de casi 5 m de anchura, pavimentada con un tipo de arcilla
menos compacta que la de los periodos anteriores. Pero son estrcuturas muy afectadas por
las construcciones de época romana, por lo que solo se
conservan parte de los muros de fachada, algunos restos
de pavimento de arcilla apisonada, un umbral con
pavimento de conchas de diferentes especies (interpretado como un basurero)y la base
de un hogar fabricado con una capa de arcilla cubierta
con fragmentos de cerámica común. El
antiguo eje suroeste-nordeste de este espacio es sustituido por otro con
orientación norte-sur.
En cuanto a los restos de animales encontrados en la zona, los ovicápridos son los más numerosos, seguidos por el ganado vacuno y el porcino. A mucha distancia aparecen
el caballo y el perro. En general, estas especies domésticas
estuvieron destinados a distintos usos económicos
como la producción de leche y lana.
El eje central de la visita a este importante yacimiento gira en torno a la figura de Mattan, un fenicio fallecido en un gran incendio que tuvo lugar en la ciudad en el siglo VI a.C. y cuyos restos forman parte importante de la temática del recorrido. Es el personaje que se encontró con un fémur roto, y que huía de un incendio.
Mattan correponde a un cadáver que carece de ritual de enterramiento, hallado en "posición de defensa" sobre una ligera capa de arena y ceniza, signo inequívoco de que hubo un incendio del que huía nuestro personaje. Se ha constatado que sufría una malformación congénita del cerebelo medular.
Es la primera vez que se realizan estudios de ADN sobre individuos de origen fenicio en el Mediterráneo, lo que lo convierte en un estudio pionero a escala internacional.
Los marcadores genéticos hallados le vinculan a poblaciones de la antigua Fenicia (parte de Siria, Jordania y sobre todo Líbano).

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